jueves, 1 de septiembre de 2011

Tomás “el Trinche” Carlovich, el Maradona que no quiso ser

Diego Maradona es la referencia inevitable para todos los argentinos, y también para buena parte del mundo futbolístico. Es por esto que si consideramos que un jugador, sin llegar a su esplendor, es considerado como “el Maradona que no fue” nos encontramos como mínimo ante una historia que tiene mucho para dar, y en definitiva esa es la de Tomás Felipe Carlovich.

De hecho, cuando el astro de Villa Fiorito llegó a Rosario para debutar en Newell´s, un periodista le  habló del orgullo de la ciudad por recibir “al mejor del mundo”, a lo que Maradona replicó: “El mejor jugador ya jugó en Rosario y es un tal Carlovich”.

Siendo el séptimo hijo varón de un plomero yugoslavo, el “Trinche”, como le conocían, nació el 20 de abril de 1949 en el Barrio Belgrano de la ciudad de Rosario, ingresando a las divisiones inferiores de Rosario Central cuando apenas tenía 14 años, y ya maravillaba a sus vecinos por la facilidad que tenía para deshacerse de sus rivales en los campos y potreros locales, que se cansaron de ver jugadas maravillosas naciendo de sus pies.

Llegada su juventud, Carlovich era toda una celebridad en buena parte de Rosario, y se había hecho común que una gran cantidad de gente se juntara en los encuentros que jugaba todavía en su barrio con sus amigos por la noche, los que más disfrutaba según su propio testimonio, y donde agasajaba a los espectadores, con esa facilidad pasmosa que tenía para meter caños y repartir la pelota, desde su posición de volante central.

Sin embargo, por su carácter introvertido no terminaba de adaptarse a las inferiores, y por eso fue cedido a Sporting de Bigand, donde salió campeón de la Liga Deportiva del Sur.

Igualmente, pasó el tiempo, y en medio de un profesionalismo en Argentina mucho más “amateur” que el que conocemos hoy en día, el “Trinche” llegó a la Primera División a pesar de que no era demasiado apegado a los entrenamientos, y que no poseía un gran sacrificio a la hora de perseguir rivales en el campo de juego. Sus fundamentos estaban basados plenamente en lo que su talento le proveía en una cancha y el era feliz de ese modo.

Con su característica barba
Debutó en Rosario Central en 1969, pero la gran cantidad de jugadores más experimentados que había en el puesto determinaron que Carlovich tuviera que marcharse de la institución para pasar a Flandria, un conjunto de mucha menor tradición del ascenso, donde sin embargo sí disfrutaría de los minutos de juego que se le negaban en su ciudad.

Allí el mediocampista comenzó a mostrar sus dotes, aquellas que le habían hecho famoso entre sus hermanos rosarinos, y aunque estaba satisfecho futbolísticamente, extrañaba horrores el juntarse con sus amigos luego de los entrenamientos. Por eso mismo a comienzos de 1972 pidió ser transferido, y se fue, pero a Independiente Rivadavia de Mendoza, también de las categorías menores, pero con mayor tradición que Flandria.

En este conjunto Carlovich volvió a hacerse con un hueco entre los titulares sin mayores problemas, y disputó uno de los más grandiosos encuentros en la historia de la institución, cuando en un amistoso, la “lepra” venció ni más ni menos que al Inter de Milán por 4 a 1, con una actuación de aquel desgarbado “5” que deslumbró a los italianos.

Pero él seguía sintiéndose lejos de casa, y por eso una temporada más tarde regresaría a su Rosario, para sumarse a Central Córdoba, también del ascenso, y que a la postre sería el club con el que más se le identificaría. Allí permaneció, en una primera etapa, entre 1973 y 1975, convirtiéndose en ídolo total de los fanáticos.

A ello contribuyeron varios factores, como su simpleza, o también el recordadísimo “partido del ´74”, cuando la selección de Argentina que se preparaba para la disputa del Mundial de Alemania organizó un encuentro amistoso ante un combinado de Rosario, formado por cinco futbolistas de cada uno de los dos clubes más grandes, Central y Newell´s, y el mismo Carlovich.

Por aquel entonces, la ciudad pasaba por una época gloriosa que fue denominada “la edad de oro” del fútbol local, con futbolistas como Mario Kempes, figura posteriormente en el Mundial de 1978, Daniel Killer, Mario Zanabria, y Carlos Aimar, además claro del “Trinche”. El partido se jugó en cancha de Newell´s, y al finalizar el primer tiempo, los rosarinos ganaban por 3 a 0, con una formidable actuación de Carlovich, que había dado una lección a muchos de los considerados mejores del país en su puesto.

El equipo campeón de 1973
Por este mismo motivo, en el entretiempo del enfrentamiento, Vladislao Cap, entrenador del combinado albiceleste, pidió que Carlovich saliera del terreno de juego, para evitar una diferencia mayor. Él accedió, el partido terminó 3 a 1, y sería ovacionado por el público local, que lo había acuñado como propio desde hacía tiempo.

Luego del enfrentamiento, la revista “El Gráfico”, principal en periodismo deportivo en Argentina, le nombraría por primera vez en un pequeño apartado, en el que recogía la palabra de su entrenador en el amistoso, Timoteo Griguol, quien manifestó: “es un fenómeno de jugador, pero no le gusta el sacrificio, por eso no triunfó. Jugaba conmigo en Central y prefería irse de caza o de pesca. ¡Qué lástima!”.

Sin embargo, ya era toda una celebridad en aquel momento, y su nivel era tal que los directivos de Central Córdoba le habían firmado un contrato en el que, por cada caño que metiera en los partidos, le aumentarían la prima a fin de año. Incluso, en un par de encuentros, se sentó sobre el balón en medio del partido, algo que según sus propias palabras, lo hacía “para descansar, no para burlarme”.

En 1976 le tocó volverse a Central, pero tampoco fue tenido en cuenta ya que era “demasiado vago” para la Primera, y por eso terminó en Deportivo Maipú, gracias al buen recuerdo que había dejado en Mendoza tras su paso por Independiente Rivadavia. Pero su amor por Rosario puedo más, al punto de que en una ocasión se hizo expulsar de un encuentro para retirarse antes y no perder el micro que le llevaba a su ciudad para pasar el fin de semana.

Carlovich actualmente
De todas maneras, su recuerdo seguía volando alto desde hacía un par de años, y le llegó una citación de César Luis Menotti para integrar la preselección de Argentina de cara al Mundial de 1978, pero cuando el equipo se encontraba concentrado en Buenos Aires, y cansado de la concentración, se fue a pescar por la costanera porteña, algo que nunca le fue perdonado.

Luego de ello, Colón de Santa Fé llamó a su puerta para darle la oportunidad que tanto estaba esperando, en la Primera A. El problema fue que al poco tiempo despidieron al entrenador que le había pedido, llegando en su lugar Juan Urriolabeitía, quien le pedía que corriese para recuperar la pelota, y que se deshiciera rápidamente de ella.

Carlovich no lo toleró, y se retiró lesionado de tres encuentros de forma consecutiva, antes de regresarse a Rosario. “El doctor me hizo bajar los pantalones y cuando me vieron la pierna negra se quedaron mudos. Se dieron cuenta que yo les decía la verdad. A mí me molestó que no me tuvieran confianza y pegué la vuelta al barrio” afirmó luego de un tiempo.

Tras abandonar la élite del fútbol argentino, la carrera de Carlovich comenzó a apagarse poco a poco, a pesar de regresar en buen nivel a su querido Central Córdoba, donde jugó de 1980 a 1983, volviendo para retirarse tres años más tarde, a modo de despedida. En el club consiguió los ascensos y campeonatos de 1973 y 1982, siendo clave en ambos títulos.

Una vez retirado, siguió ligado al fútbol al punto de haber entrenado en un par de ocasiones a Central Córdoba con resultados irregulares, aunque lo había hecho más como una ayuda a los directivos por amor a la camiseta, que producto de su entrega hacia la conducción técnica.


7 comentarios:

  1. En Rosario sigue siendo una leyenda. Especialmente para los charrúas.

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  2. Excelente historia!!! muy buena la iniciativa para reivindicar al "Trinche", estudié en Rosario desde el 85 al 90...no lo vi jugar "oficialmente", todo el mundo hablaba de él, fuimos a verlo en un partido de "barrio", un fenómeno, realmente se divertía jugando... no era su profesión.
    saludos y exitos!!!

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  3. Si, el en varias entrevistas reconoció después que tanto en Rosario como en Mendoza sigue siendo un ídolo

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  4. Sin Dudas "El Trinche"un ÍDOLO del fútbol.... Muy buena nota

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  5. Con el Rey Carlovich no hay peligro de exageraciones hiperbólicas. Simplemente fue el Gran Jugador por excelencia. Todo el arte y la bohemia se concentraron en un todo armónico en su figura de duende gitano. No ha habido otro que se le compare, no habrá otro. Es y será El Rey.

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