sábado, 8 de octubre de 2011

Derek Dooley, ídolo de toda Sheffield

Derek Dooley nació el 13 diciembre de 1929 en Pistmoor, Sheffield, en una época en la que el conjunto local del Wednesday era uno de los animadores del fútbol en su país, motivo por el cual lógicamente la mayoría de los niños se hacían fanáticos del mismo, y este pequeño no sería la excepción.

Criado en una casa de trabajadores, ya que tanto su padre como madre cumplían distintos horarios en una fábrica local mientras él acudía a la escuela Owler Lane, en la que le dejan practicar su deporte favorito dos horas a la semana. Lo interesante del caso, es que con apenas 13 años había llegado al primer equipo de la institución, jugando casi siempre como atacante.

Pero su relación con el fútbol no era casual, ya que su propio padre había sido un excelente jugador, que tuvo que abandonar la práctica profesional al momento de tener que mantener una familia, y por ese motivo se le había negado la chance de seguir a prueba en el Bradford City.
Al cumplir 14 años, Dooley decidió que el estudio no era tan importante como comenzar a aportar dinero para su casa, así que se volvió trabajador de una fábrica de audífonos, al mismo tiempo que se enlistó en la Federación local de Futbolistas, para jugar en el YMCA de su ciudad. No obstante, en este club tuvo una serie de peleas con el entrenador “Pop Bennett”, que quería retrasarlo en el terreno hasta el puesto de mediocampista central, mientras él se sentía más cómodo en el área adversaria.

Lo cierto es que, finalmente el manager decidió darle una oportunidad, y ya nunca le volvería a sugerir que cambie su posición, ya que Derek se convirtió en el goleador de la región en sus torneos amateurs, y gracias a ello se ganó la oportunidad de probarse en el Lincoln City, que terminaría fichándole en 1944.

El tercero desde la izquierda, arriba
En esta institución permanecería primero dos años, formando parte de la reserva, y siendo el goleador del campeonato en dos oportunidades consecutivas. Sin embargo, su aventura en el primer equipo sería más bien corta, ya que tras presentarse en dos ocasiones ante los aficionados que tantas ansias tenían de verle, el Sheffield Wednesday, el equipo en el que había soñado jugar de chico, se interesó por su contratación, y la hizo efectiva en algunas semanas gracias a las negociaciones llevadas adelantes por el director deportivo Eric Taylor.

En un primer momento, el Sheffield le dejó jugando en sus juveniles para que se adaptase al fútbol profesional. En total anotó 55 goles en 38 encuentros para el tercer equipo, y 37 anotaciones en 49 presentaciones ya para la reserva del mismo, en la llamada “Yorkside League”, una especie de tercera división del fútbol en Inglaterra, incluyendo un partido en el que firmó un total de ocho goles, algo realmente increíble.

En cuanto al primer equipo del Wednesday, su oportunidad le llegó en marzo de 1950 en un enfrentamiento ante el Preston North End, y luego jugó otro encuentro antes del final de la temporada, aunque no llegó a impresionar realmente a los hinchas del equipo.

Ya en la temporada 1950/51 el conjunto de Sheffield no pudo llegar nunca a su mejor nivel, e incluso terminó relegado a la segunda división por diferencia de goles. Al comenzar la siguiente campaña, los “búhos” aún estaban tocados por esta situación, ganando apenas tres de los primeros nueve encuentros en el ascenso.

Incluso, Dooley no era tenido en cuenta, hasta ese décimo partido, cuando se le brindó una nueva oportunidad y anotó dos goles para dar vuelta el encuentro ante el Barnsley, y aunque luego sólo volvió a convertir en un partido de los tres siguientes, aunque a finales de 1951, lograría una serie de goles que le transformarían en uno de los máximos ídolos del mismo, además del mayor goleador de su historia.

En tal sentido, antes de fin de año ya había anotado 22 goles en nueve encuentros, afianzando a su equipo como el máximo candidato a regresar a primera división. Incluso, al finalizar la temporada, totalizó con 46 anotaciones, superando el récord de Jimmy Trotter en el club, con 37 dianas en un sólo año y manteniéndolo hasta el día de hoy.

Para la 1952/53, el Wednesday estaba listo para volver a afirmarse entre los mejores equipos de Inglaterra, con Dooley como gran figura. A pesar de comenzar sin demasiada pólvora, una vez que se le abrió el arco, anotó la respetable cifra de 16 goles en 24 encuentros.

Pero todo cambiaría el 14 de febrero de 1953, cuando en una jugada en ataque, chocó con el guardameta del Preston North End George Thompson, rompiéndose una pierna. Tras una serie de radiografías, se descubrió que sufría una doble fractura. Tras ser operado, se disponía a abandonar el hospital, cuando le advirtió a la médica que no sentía su pierna.

Le sacaron los vendajes, y el resultado fue demoledor: tenía gangrena. Para salvarle la vida, la única salida era amputarla, por lo que a las pocas horas, su carrera de futbolista, que parecía comenzar a afianzarse definitivamente, se había terminado. “No me interesa, seguiré ligado al fútbol aunque sea como banderín de córner”, afirmó.

El caso produjo tal conmoción que, a los pocos días, se decidió organizar un partido homenaje entre el Sheffield XI y un conjunto de jugadores internacionales. Al mismo asistieron 55.000 espectadores, recaudándose 7.500 libras esterlinas, mientras que otras 2.700 fueron donadas por los diarios locales, y 15.000 por un fondo de inversión de la ciudad.

Para poder seguir adelante, comenzó a trabajar en una de las empresas de un directivo del Wednesday, aunque a los pocos años fue contratado para iniciar el puesto de “Encargado de Desarrollo” en el club.

Para enero de 1971, Dooley se convirtió en el entrenador del equipo, cuando ya estaban eliminados de la FA Cup en esa temporada, y se encontraban entre los peores clubes de la segunda división. No obstante, sus actuaciones no fueron mejores, finalizando en un la 15º plaza. A la temporada siguiente, la situación no fue mejor, sino que incluso acabaron sólo un puesto por derriba.

Al iniciar la temporada 1972/73, Derek vería su mayor éxito como técnico, ya que lideró la competencia en buena parte del desarrollo, aunque finalmente quedando lejos del ascenso. La siguiente campaña no trajo más suerte tampoco, considerando que buena parte de la plantilla se enfermó de un extraño virus, y por los malos resultados, habían renunciado tanto el presidente como el vicepresidente del club.

La estatua en su honor
La nueva junta, tan pronto asumir, decidió despedirlo el 24 de noviembre de 1973, lo que le provocó una gran amargura, que incluso derivó en que pasara casi dos décadas tras eso para que volviera a pisar el estadio de Hillsborough. Tras la novedad, empezó a trabajar en una empresa de Leeds en relaciones públicas, antes de tomar algunos puestos en el rival de la ciudad, el Sheffield United.

En 1992, aceptó finalmente la invitación para asistir al clásico de la ciudad, siendo ovacionado de pie por las aficiones de los dos clubes locales, el Wednesday y el United, algo que ningún otro jugador ha logrado en la historia de ambos.

En el plano personal, Dooley se había casado con su esposa Sylvia, apenas seis meses antes de la lesión que frustró su carrera, y para esa altura ya tenían dos hijos, Martin y Suzanne, y cuatro nietos de sus respectivas parejas.

Finalmente, fallecería el 5 de marzo de 2008, motivo que generó una gran serie de homenajes por parte de las dos instituciones de Sheffield, entre los que destaca una estatua en su representación sobre la grada Sur de Bramall Lane. Incluso, en las instalaciones del estadio de Hillsborough, propiedad del Wednesday, hay un restaurant que también lleva su nombre.

6 comentarios:

  1. Buen artículo! Estos escritos que haces, hacen que gente como yo sepa un poco más de la historia del fútbol.
    Un saludo!

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  2. @ Gracias Ismael, es un placer para mi aprender más de fútbol junto a quienes me leen, saludos!

    @ Noé, ya estás enlazado también, saludos

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  3. Gracias a vos por leerme siempre, saludos!

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